miércoles, 26 de marzo de 2008
Pachauri: 'El cambio climático tendrá un gran impacto en España'
"El cambio climático impactará seriamente en España y en el Mediterráneo y por ello debe trabajarse en reducir los gases de efecto invernadero". Rajendra Pachauri, presidente del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), lanzó este mensaje al Gobierno español durante una visita a Madrid en la que ofreció una conferencia con motivo del Día Mundial de la Meteorología.
El científico indio, que estuvo acompañado de la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, recordó, en una rueda de prensa, que hay que marcar límites a las emisiones y se mostró "impresionado" del compromiso del Gobierno español con este problema global.
"Hay que ser optimistas sobre el futuro porque ya ha habido cambios. No hay fijados límites de emisiones de CO2 a nivel mundial , pero sí los hay en la Unión Europea. Además, más importante que fijar esos límites es la concienciación del público sobre la realidad del cambio climático porque es el público el que puede exigir a sus líderes que tomen medidas", declaró Pachauri, Nobel de la Paz en 2007.
En relación con la energía nuclear como alternativa poco contaminante, una opción por la que apuestan Francia y, ahora, Reino Unido, el Nobel señaló que "no se puede hacer caso omiso a una energía que supone el 17% de la que se produce en el mundo, pero aunque sus emisiones son mejores, plantea otros problemas, así que corresponde a los países decidir qué energía utilizan".
La ministra, por su parte, recordó que España ya ha aprobado un Plan Nacional de Adaptación al Cambio climático en el que se analiza su impacto sobre el agua, las costas, la salud, el turismo, la agricultura y otros sectores. "Trabajamos para que las decisiones que se tomen incorporen el máximo conocimiento sobre cada tema", indicó.
Narbona recordó que en la sequía de los años 90, más de 12 millones de españoles sufrieron restricciones de agua de hasta 12 horas diarias, algo que no ha ocurrido ahora, después de tres años de sequía "por la modernización de los regadíos, la depuración y la desalinización, entre otras medidas". La ministra negó que vaya a haber un trasvase del Segre en Cataluña.
El mundo
jueves, 24 de enero de 2008
España tendrá que doblar el uso de renovables y emitir un 10% menos de dióxido de carbono
En 2020, España deberá producir el 20% de su energía con el Sol, el viento, el agua o la materia orgánica y tendrá que haber cortado sus emisiones de dióxido de carbono al menos un 10% respecto a 2005, según el plan presentado hoy por la Comisión Europea.
Esto supondrá doblar el nivel de energía renovable, que ahora apenas supera el 8%, y pasar del aumento controlado de CO2 a una clara reducción. Según el Protocolo de Kioto, la UE debe rebajar sus gases de efecto invernadero un 8% antes de 2012 en relación a 1990, pero España, por su retraso industrial, puede aumentarlos un 15% -en la actualidad, sin embargo, es el país que más incumple Kioto y ha incremento su producción de dióxido de carbono hasta un 45%.
La receta de la Comisión para la lucha contra el cambio climático es ahora '20-20-20 para 2020': no es una cábala, sino el plan para que los Veintisiete consigan en la próxima década ser más limpios, con un 20% de su energía de fuentes renovables, más eficaces, con un quinto de menos de consumo, y menos contaminantes, con una bajada del 20% las emisiones de dióxido de carbono.
En marzo de 2007, los líderes de la UE, presididos por la canciller Angela Merkel, se comprometieron a objetivos vinculantes para la lucha contra el cambio climático, pero su desarrollo concreto por sectores y países ha suscitado la resistencia de los Estados miembros, que quieren que les toque menos en el reparto de medidas con un coste inmediato anual de entre 50.000 y 120.000 millones de euros, es decir hasta el 1% del PIB europeo, y de los grupos ecologistas, que se quejan de la escasa ambición en Bruselas.
"Éste no es un plan por el medioambiente y contra la economía", aseguró ayer José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión, en una comparencia en la Eurocámara, tras una larga e intensa discusión entre sus comisarios. "Deberíamos hablar más de ganancias que de costes. Estas propuestas van a crear puestos de trabajo y no destruirlos; van a dar a nuestras compañías la ventaja de los primeros en llegar", dijo en rueda de prensa.
El portugués, que estima el coste del plan en tres euros semanales o lo que cuesta llenar el depósito tres veces al año, recordó que "la inacción" pasaría una factura de entre el 5% y 20% del PIB, de acuerdo al informe del economista Nicholas Stern para el Gobierno británico.
Según la batería de propuestas, conocidas entre los funcionarios comunitarios como 'el paquete', las industrias más contaminantes, como las eléctricas, las papeleras o las cementeras, estarán obligadas a reducir en toda la UE sus emisiones un 21% respecto a 2005, aunque la Comisión no se ha puesto de acuerdo sobre si tendrán que pagar más por sus permisos de contaminación a partir de 2013 (ahora sólo lo hacen si emiten más del tope asignado en un sistema que, según la propia Comisión, no está funcionando bien); el resto de sectores sectores, como el transporte, la agricultura, la construcción o la gestión de basuras, estarán sometidos al máximo paneuropeo del 10%, dividido por países según su riqueza y sus posibilidades.
Tras las presiones de la industria alemana, bien protegida por su comisario, Günter Verheugen, Barroso reconoció que existe un "riesgo" de que algunas empresas europeas muevan sus divisiones a China u otros países con estándares medioambientales bajos. Por ello, la obligación para algunas industrias de comprar permisos dentro del mercado de emisiones se decidirá en 2010, en función de si existe o no un nuevo acuerdo global para la reducción de emisiones que también obligue a los países en vías de desarrollo.
Además, también se reparte la meta general de lograr que el 20% de la energía renovable. Los países más ricos y que más han desarrollado la tecnología hasta ahora se convertirán en los más limpios, como Suecia, cuya mitad de la energía tendrá que ser renovable –ya roza el 40%-, Dinamarca o Finlandia. Entre los ricos, destaca por su punto de partida tan deficiente, Reino Unido, que deberá llegar sólo al 15% de renovables, porque ahora menos del 2% de su energía deriva de estas fuentes limpias.
Los países del Este son los que, dado su retraso, tendrán las metas más modestas tanto en renovables como en emisiones totales, aunque a ninguno se le permitirá aumentar sus gases más de un 20% -el caso de los más pobres, Rumanía y Bulgaria. Según el nuevo sistema de comercio de renovables, además, los países que no lleguen a su objetivo, podrán comprar certificados limpios en otros de la UE.
"Si a Luxemburgo, el ejemplo clásico por su tamaño, le sale muy caro instalar un parque eólico, puede gastarse menos financiando la energía renovable en Rumanía", explica un experto comunitario, responsable del 'paquete'. Este sistema, que criticaba España, porque quiere seguir manteniendo su modelo de subvención de las renovables y que la distribución quede en manos del Estado y no las industrias, será optativo.
Además, la Comisión añade conserva dos propuestas criticadas, una directiva para permitir que se filtre el carbón de las emisiones y se entierre bajo el suelo y el fondo marino y el 10% obligatorio de biocombustibles para el transporte, pese a la polémica sobre su eficacia y el impacto en el medioambiente.
La Cámara de los Comunes británica critica en un informe la elección "prematura" vistos "los riesgos medioambientales importantes asociados con las tecnologías actuales". Aunque, la semana pasada, se filtró un informe interno de expertos de la Comisión donde se alertaba de los mismos peligros, el comisario de Energía, Andris Piebalgs, sigue defendiendo la opción, "la única alternativa al petróleo", que produce más CO2 en su extracción y transporte, daña las economías europeas por su precio en ascenso y, según Barroso, está en manos "de países que no son nuestros amigos".
Greenpeace se queja de que cuando los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete acordaron, hace casi un año, el objetivo de biocombustibles lo ligaron a que fueran "sostenibles". "Crecen las evidencias de que esta condición no se puede cumplir", escribe el grupo, en un análisis de las propuestas de la Comisión, que exige emplear tipos de biocombustibles que supongan un ahorro "sustancial" de emisiones respecto al petróleo, es decir al menos un 35%. Los ecologistas y el Parlamento Europeo recomiendan, al menos, un 60% para que merezca la pena su uso.
Además, Greenpeace y otras ONG aseguran que el "20-20-20" es igual de pegadizo que arbitrario, porque los líderes de la UE se comprometieron a rebajar al menos un 30% las emisiones de efecto invernadero si había un acuerdo global para 2012, cuando caduca el Protocolo de Kioto. Las metas de la UE ahora quedan lejos de los recortes barajados en la conferencia mundial sobre el cambio climático en Bali, en diciembre, entre el 25 y 40%.
El director del Panel Intergubernamental del Cambio Climático de Naciones Unidas, el programa receptor del Premio Nobel con Al Gore, considera que el plan europeo aún se ha quedado corto. "Lo que parecería aceptable ahora podría no serlo dentro de cuatro años", aseguró Rajendra Pachuri en el World Economic Forum de Davos.
En cualquier caso, el plan aún admite debates y cambios, ya que los gobiernos de los Veintisiete y la Eurocámara deben aprobarlo, posiblemente entre este año y el siguiente, en una negociación que los veteranos bruselenses prevén muy larga y de resultado incierto.
http://www.elmundo.es
Esto supondrá doblar el nivel de energía renovable, que ahora apenas supera el 8%, y pasar del aumento controlado de CO2 a una clara reducción. Según el Protocolo de Kioto, la UE debe rebajar sus gases de efecto invernadero un 8% antes de 2012 en relación a 1990, pero España, por su retraso industrial, puede aumentarlos un 15% -en la actualidad, sin embargo, es el país que más incumple Kioto y ha incremento su producción de dióxido de carbono hasta un 45%.
La receta de la Comisión para la lucha contra el cambio climático es ahora '20-20-20 para 2020': no es una cábala, sino el plan para que los Veintisiete consigan en la próxima década ser más limpios, con un 20% de su energía de fuentes renovables, más eficaces, con un quinto de menos de consumo, y menos contaminantes, con una bajada del 20% las emisiones de dióxido de carbono.
En marzo de 2007, los líderes de la UE, presididos por la canciller Angela Merkel, se comprometieron a objetivos vinculantes para la lucha contra el cambio climático, pero su desarrollo concreto por sectores y países ha suscitado la resistencia de los Estados miembros, que quieren que les toque menos en el reparto de medidas con un coste inmediato anual de entre 50.000 y 120.000 millones de euros, es decir hasta el 1% del PIB europeo, y de los grupos ecologistas, que se quejan de la escasa ambición en Bruselas.
"Éste no es un plan por el medioambiente y contra la economía", aseguró ayer José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión, en una comparencia en la Eurocámara, tras una larga e intensa discusión entre sus comisarios. "Deberíamos hablar más de ganancias que de costes. Estas propuestas van a crear puestos de trabajo y no destruirlos; van a dar a nuestras compañías la ventaja de los primeros en llegar", dijo en rueda de prensa.
El portugués, que estima el coste del plan en tres euros semanales o lo que cuesta llenar el depósito tres veces al año, recordó que "la inacción" pasaría una factura de entre el 5% y 20% del PIB, de acuerdo al informe del economista Nicholas Stern para el Gobierno británico.
Según la batería de propuestas, conocidas entre los funcionarios comunitarios como 'el paquete', las industrias más contaminantes, como las eléctricas, las papeleras o las cementeras, estarán obligadas a reducir en toda la UE sus emisiones un 21% respecto a 2005, aunque la Comisión no se ha puesto de acuerdo sobre si tendrán que pagar más por sus permisos de contaminación a partir de 2013 (ahora sólo lo hacen si emiten más del tope asignado en un sistema que, según la propia Comisión, no está funcionando bien); el resto de sectores sectores, como el transporte, la agricultura, la construcción o la gestión de basuras, estarán sometidos al máximo paneuropeo del 10%, dividido por países según su riqueza y sus posibilidades.
Tras las presiones de la industria alemana, bien protegida por su comisario, Günter Verheugen, Barroso reconoció que existe un "riesgo" de que algunas empresas europeas muevan sus divisiones a China u otros países con estándares medioambientales bajos. Por ello, la obligación para algunas industrias de comprar permisos dentro del mercado de emisiones se decidirá en 2010, en función de si existe o no un nuevo acuerdo global para la reducción de emisiones que también obligue a los países en vías de desarrollo.
Además, también se reparte la meta general de lograr que el 20% de la energía renovable. Los países más ricos y que más han desarrollado la tecnología hasta ahora se convertirán en los más limpios, como Suecia, cuya mitad de la energía tendrá que ser renovable –ya roza el 40%-, Dinamarca o Finlandia. Entre los ricos, destaca por su punto de partida tan deficiente, Reino Unido, que deberá llegar sólo al 15% de renovables, porque ahora menos del 2% de su energía deriva de estas fuentes limpias.
Los países del Este son los que, dado su retraso, tendrán las metas más modestas tanto en renovables como en emisiones totales, aunque a ninguno se le permitirá aumentar sus gases más de un 20% -el caso de los más pobres, Rumanía y Bulgaria. Según el nuevo sistema de comercio de renovables, además, los países que no lleguen a su objetivo, podrán comprar certificados limpios en otros de la UE.
"Si a Luxemburgo, el ejemplo clásico por su tamaño, le sale muy caro instalar un parque eólico, puede gastarse menos financiando la energía renovable en Rumanía", explica un experto comunitario, responsable del 'paquete'. Este sistema, que criticaba España, porque quiere seguir manteniendo su modelo de subvención de las renovables y que la distribución quede en manos del Estado y no las industrias, será optativo.
Además, la Comisión añade conserva dos propuestas criticadas, una directiva para permitir que se filtre el carbón de las emisiones y se entierre bajo el suelo y el fondo marino y el 10% obligatorio de biocombustibles para el transporte, pese a la polémica sobre su eficacia y el impacto en el medioambiente.
La Cámara de los Comunes británica critica en un informe la elección "prematura" vistos "los riesgos medioambientales importantes asociados con las tecnologías actuales". Aunque, la semana pasada, se filtró un informe interno de expertos de la Comisión donde se alertaba de los mismos peligros, el comisario de Energía, Andris Piebalgs, sigue defendiendo la opción, "la única alternativa al petróleo", que produce más CO2 en su extracción y transporte, daña las economías europeas por su precio en ascenso y, según Barroso, está en manos "de países que no son nuestros amigos".
Greenpeace se queja de que cuando los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete acordaron, hace casi un año, el objetivo de biocombustibles lo ligaron a que fueran "sostenibles". "Crecen las evidencias de que esta condición no se puede cumplir", escribe el grupo, en un análisis de las propuestas de la Comisión, que exige emplear tipos de biocombustibles que supongan un ahorro "sustancial" de emisiones respecto al petróleo, es decir al menos un 35%. Los ecologistas y el Parlamento Europeo recomiendan, al menos, un 60% para que merezca la pena su uso.
Además, Greenpeace y otras ONG aseguran que el "20-20-20" es igual de pegadizo que arbitrario, porque los líderes de la UE se comprometieron a rebajar al menos un 30% las emisiones de efecto invernadero si había un acuerdo global para 2012, cuando caduca el Protocolo de Kioto. Las metas de la UE ahora quedan lejos de los recortes barajados en la conferencia mundial sobre el cambio climático en Bali, en diciembre, entre el 25 y 40%.
El director del Panel Intergubernamental del Cambio Climático de Naciones Unidas, el programa receptor del Premio Nobel con Al Gore, considera que el plan europeo aún se ha quedado corto. "Lo que parecería aceptable ahora podría no serlo dentro de cuatro años", aseguró Rajendra Pachuri en el World Economic Forum de Davos.
En cualquier caso, el plan aún admite debates y cambios, ya que los gobiernos de los Veintisiete y la Eurocámara deben aprobarlo, posiblemente entre este año y el siguiente, en una negociación que los veteranos bruselenses prevén muy larga y de resultado incierto.
http://www.elmundo.es
La CE acuerda recortar las emisiones de CO2 e impulsar las energías renovables
Durao Barroso cifra en 3 euros por ciudadano europeo y semana el coste estimado de las medidas propuestas para hacer frente al cambio climático
La Comisión Europea (CE) ha aprobado hoy su paquete de medidas para hacer frente al cambio climático, que incluye planes para recortar las emisiones de CO2 e impulsar el uso de las energías renovables y de los biocombustibles.
El presidente de la CE, José Manuel Durao Barroso, ha asegurado ante el Parlamento Europeo que estos planes -que en los últimos días han recibido duras críticas de la industria europea- mostrarán "cómo una economía moderna puede diseñarse para responder al desafío" del cambio climático.
En su intervención, Barroso ha cifrado en tres euros por ciudadano europeo y semana el coste de las medidas propuestas, que el Ejecutivo comunitario aprobó hoy por consenso de todos los comisarios.
"Es cierto, van a tener un coste, pero es un coste asumible, y tenemos que compararlo con el coste que tendría no hacer nada", ha declarado Barroso ante los eurodiputados.
Según el presidente de la Comisión, si la UE no emprende un plan ambicioso de reducción de las emisiones de efecto invernadero, el coste para los europeos sería de 60 euros por persona a la semana, más de veinte veces superior.
Barroso ha incidido además en la "oportunidad" que la transición hacia una economía baja en emisiones supone para Europa y para su industria.
En este sentido, ha asegurado, por ejemplo, que el sector de las energías renovables traerá como mínimo un millón de empleos en la UE en 2020, según los cálculos de la CE, y que el liderazgo comunitario en la lucha contra el cambio climático permitirá a la industria europea ser competitiva.
En cualquier caso, ha reconocido que "puede haber sectores en los que la reducción de las emisiones tenga un impacto real en su competitividad respecto a compañías de países que no hacen nada".
Seguridad para las empresas
Por ello, se ha comprometido a dar "seguridad legal" a las empresas y ha afirmado que "no tiene sentido ser duros en Europa si simplemente logramos trasladar la producción a países que permiten emitir libremente".
"No queremos exportar nuestros puestos de trabajo a otros países", ha zanjado Barroso, en una frase recibida con una gran ovación de los eurodiputados.
Así, ha asegurado que si no hay un acuerdo internacional post-Kioto, la UE buscará fórmulas para imponer a los importadores de terceros países requisitos medioambientales similares a los de sus competidores europeos.
Además, ha confirmado que las industrias con gran consumo energético -como la siderurgia- no tendrán que pagar por los permisos de emisiones, algo que sí tendrán que hacer otros sectores según la propuesta de Bruselas.
Barroso ha destacado también que la apuesta por la reducción de emisiones y las fuentes renovables contribuirá a garantizar la seguridad del suministro energético y a evitar ser dependientes de "regímenes que no son nuestros amigos".
Las propuestas de la CE son una "hoja de ruta" para alcanzar los objetivos aprobados por los jefes de Estado y de Gobierno en marzo del pasado año de cara a 2020: reducir las emisiones de CO2 en un 20 por ciento respecto a los niveles de 1990, lograr que las energías renovables representen el 20 por ciento del consumo total y que el 10 por ciento de los carburantes proceda de biocombustibles
http://www.adn.es
La Comisión Europea (CE) ha aprobado hoy su paquete de medidas para hacer frente al cambio climático, que incluye planes para recortar las emisiones de CO2 e impulsar el uso de las energías renovables y de los biocombustibles.
El presidente de la CE, José Manuel Durao Barroso, ha asegurado ante el Parlamento Europeo que estos planes -que en los últimos días han recibido duras críticas de la industria europea- mostrarán "cómo una economía moderna puede diseñarse para responder al desafío" del cambio climático.
En su intervención, Barroso ha cifrado en tres euros por ciudadano europeo y semana el coste de las medidas propuestas, que el Ejecutivo comunitario aprobó hoy por consenso de todos los comisarios.
"Es cierto, van a tener un coste, pero es un coste asumible, y tenemos que compararlo con el coste que tendría no hacer nada", ha declarado Barroso ante los eurodiputados.
Según el presidente de la Comisión, si la UE no emprende un plan ambicioso de reducción de las emisiones de efecto invernadero, el coste para los europeos sería de 60 euros por persona a la semana, más de veinte veces superior.
Barroso ha incidido además en la "oportunidad" que la transición hacia una economía baja en emisiones supone para Europa y para su industria.
En este sentido, ha asegurado, por ejemplo, que el sector de las energías renovables traerá como mínimo un millón de empleos en la UE en 2020, según los cálculos de la CE, y que el liderazgo comunitario en la lucha contra el cambio climático permitirá a la industria europea ser competitiva.
En cualquier caso, ha reconocido que "puede haber sectores en los que la reducción de las emisiones tenga un impacto real en su competitividad respecto a compañías de países que no hacen nada".
Seguridad para las empresas
Por ello, se ha comprometido a dar "seguridad legal" a las empresas y ha afirmado que "no tiene sentido ser duros en Europa si simplemente logramos trasladar la producción a países que permiten emitir libremente".
"No queremos exportar nuestros puestos de trabajo a otros países", ha zanjado Barroso, en una frase recibida con una gran ovación de los eurodiputados.
Así, ha asegurado que si no hay un acuerdo internacional post-Kioto, la UE buscará fórmulas para imponer a los importadores de terceros países requisitos medioambientales similares a los de sus competidores europeos.
Además, ha confirmado que las industrias con gran consumo energético -como la siderurgia- no tendrán que pagar por los permisos de emisiones, algo que sí tendrán que hacer otros sectores según la propuesta de Bruselas.
Barroso ha destacado también que la apuesta por la reducción de emisiones y las fuentes renovables contribuirá a garantizar la seguridad del suministro energético y a evitar ser dependientes de "regímenes que no son nuestros amigos".
Las propuestas de la CE son una "hoja de ruta" para alcanzar los objetivos aprobados por los jefes de Estado y de Gobierno en marzo del pasado año de cara a 2020: reducir las emisiones de CO2 en un 20 por ciento respecto a los niveles de 1990, lograr que las energías renovables representen el 20 por ciento del consumo total y que el 10 por ciento de los carburantes proceda de biocombustibles
http://www.adn.es
domingo, 20 de enero de 2008
El nivel del Mediterráneo subió en las costas españolas hasta 16 centímetros desde 1990
Las predicciones, de cumplirse, tendrían consecuencias muy serias en las zonas litorales bajas, y catastróficas si se produce un incremento de medio metro, según el Ministerio de Educación y Ciencia
El nivel del mar Mediterráneo subió de media entre 4 y 16 centímetros desde 1990 hasta 2005 en las costas españolas y podría ascender entre 25 centímetros y medio metro en los próximos 50 años si se produjera el ascenso de las temperaturas que prevén los expertos debido al cambio climático.
Estas son las conclusiones de un estudio del Instituto Español de Oceanografía (IEO), presentado hoy, que ha analizado por primera vez la evolución de nivel, la temperatura, y la salinidad del agua del Mediterráneo español, a partir de observaciones realizadas durante más de medio siglo -desde 1948- con métodos científicos.
Manuel Vargas, coordinador de la investigación, ha afirmado que la tendencia observada de ascenso del Mediterráneo está "en consonancia con los peores resultados" de los estudios sobre el cambio climático y señaló que las predicciones en el aumento del nivel "están condicionadas por lo que hagamos" para luchar contra el cambio climático.
Las predicciones que advierten sobre estos riesgos se expusieron también recientemente en Valencia, durante la XXVII reunión del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, IPCC, dependiente de las Naciones Unidas.
Las predicciones, de cumplirse, tendrían consecuencias muy serias en las zonas litorales bajas, incluso en el caso de un aumento menor del nivel del mar, y catastróficas si se produce un incremento de medio metro, según el Ministerio de Educación y Ciencia.
El informe concluye que el nivel del mar aumentó menos de la media en los últimos cincuenta años -ocho centímetros en el caso del mar de Alborán, en Málaga-, ya que aunque desde los 90 ha ascendido a un ritmo de entre 2,5 milímetros y un centímetro al año, entre las décadas de los 50 y los 90, el nivel había descendido.
Subida en la presión atmosférica
El descenso del nivel hasta los años noventa se debió a una rara subida de la presión atmosférica.
"Como si fuera un tubo de pasta de dientes, donde sale la pasta al apretar", cuando se ejerce presión sobre el mar, el agua del Mediterráneo "tiende a salir por Gibraltar", que es como "el tapón del tubo", ha explicado Vargas.
La disminución de esta presión a partir de los noventa y el ascenso de las temperaturas en la misma década provocaron el acusado aumento del nivel del mar.
La temperatura del aire sobre el Mediterráneo y de sus aguas superficiales también experimentaron un fuerte ascenso a partir de mediados de los 70.
Las aguas superficiales aumentaron de media su temperatura cada año entre 0,12 y 0,5 grados entre 1948 y 2005, mientras que, en profundidades intermedias, el termómetro subió entre 0,05 y 0,2 grados y en las aguas profundas, entre 0,03 y 0,1 grados.
"Estas variaciones pueden parecer pequeñas", ha afirmado Vargas, "pero hay que tener en cuenta que se requiere una cantidad de calor gigantesca para producir un aumento de las temperaturas en las aguas profundas".
Los datos también muestran un aumento de la salinidad del mar, debido al descenso de las precipitaciones y de las aportaciones de agua dulce que los ríos del litoral hacen al mar.
http://www.adn.es
En 2020 el 40% de la electricidad será de energías renovables, afirma el PSOE
El PSOE sigue desgranando medidas electorales relacionadas con la lucha contra el cambio climático. El coordinador del programa y ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, se ha comprometido a conseguir que, de aquí a 2020, al menos el 40% de la electricidad que se consuma y se produzca en España proceda de energías renovables.
El objetivo de los socialistas es convertir a nuestro país en un referente mundial en energía eólica, solar, hidráulica o maremotriz y aseguran que, si ganan las próximas electorales, España será "líder europeo" en esta materia para 2012.
Caldera ha clausurado la reunión con el Panel Internacional de Intelectuales Progresistas, 14 ‘sabios’ que han ayudado al PSOE a elaborar su programa electoral. Tres de ellos, sin embargo, no han estado presentes: el catedrático y filósofo irlandés Philip Pettit, la premio Nobel de la Paz y activista medioambiental keniata Wangari Maathai y la socióloga francesa y experta en educación Marie Duru-Bellat.
Al termino de la reunión ha aparecido el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que venía directamente desde Braga (Portugal), donde ha participado en la XXIII Cumbre Hispano-Lusa.
El líder socialista se ha hecho una ‘foto de familia’ con los 11 expertos internacionales, con Caldera y con el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.
Caldera ha criticado al ‘número dos’ de la lista por Madrid del PP, Manuel Pizarro, por criticar las energías renovables.
«Todos los expertos dicen que el camino más sensato en la lucha contra el cambio climático es apostar por las energías renovables. El señor Pizarro prefiere la rentabilidad a corto plazo y tener residuos nucleares para la eternidad. Nosotros no», ha expresado.
Y ha añadido que el ‘fichaje estrella’ de los ‘populares’ tiene "una visión especuladora", pero "no la de un estadística", que el partido del Gobierno rechaza.
Sin energía nuclear
A continuación, ha anunciado que el PSOE cerrará todas las centrales nucleares cuando finalicen su vida útil.
Asimismo, ha reiterado la promesa electoral de plantar, en los próximos cuatro años, un árbol en España por cada ciudadano, de forma adicional a la política de reforestación. En total, serían 45 millones de árboles más «para contribuir a combatir los efectos de la desertificación y del cambio climático».
Por otro lado, el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales se ha comprometido a acabar la ‘fuga de cerebros’ a Occidente que se está produciendo en los países en vías de desarrollo.
Su intención es promover a nivel europeo una propuesta para dotar fondos a las universidades del tercer mundo con el fin de que, por cada uno de sus alumnos que sea contratado en España, se financien los estudios de otro joven del mismo país.
Las becas tendrían el respaldo de los fondos de ayuda al desarrollo y se nutrirían también de las aportaciones de empresas privadas.
"Capitalizamos nuestras economías descapitalizando las suyas", ha asegurado. "Queremos que esos países no sufran más descapitalización".
http://www.elmundo.es
El objetivo de los socialistas es convertir a nuestro país en un referente mundial en energía eólica, solar, hidráulica o maremotriz y aseguran que, si ganan las próximas electorales, España será "líder europeo" en esta materia para 2012.
Caldera ha clausurado la reunión con el Panel Internacional de Intelectuales Progresistas, 14 ‘sabios’ que han ayudado al PSOE a elaborar su programa electoral. Tres de ellos, sin embargo, no han estado presentes: el catedrático y filósofo irlandés Philip Pettit, la premio Nobel de la Paz y activista medioambiental keniata Wangari Maathai y la socióloga francesa y experta en educación Marie Duru-Bellat.
Al termino de la reunión ha aparecido el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que venía directamente desde Braga (Portugal), donde ha participado en la XXIII Cumbre Hispano-Lusa.
El líder socialista se ha hecho una ‘foto de familia’ con los 11 expertos internacionales, con Caldera y con el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.
Caldera ha criticado al ‘número dos’ de la lista por Madrid del PP, Manuel Pizarro, por criticar las energías renovables.
«Todos los expertos dicen que el camino más sensato en la lucha contra el cambio climático es apostar por las energías renovables. El señor Pizarro prefiere la rentabilidad a corto plazo y tener residuos nucleares para la eternidad. Nosotros no», ha expresado.
Y ha añadido que el ‘fichaje estrella’ de los ‘populares’ tiene "una visión especuladora", pero "no la de un estadística", que el partido del Gobierno rechaza.
Sin energía nuclear
A continuación, ha anunciado que el PSOE cerrará todas las centrales nucleares cuando finalicen su vida útil.
Asimismo, ha reiterado la promesa electoral de plantar, en los próximos cuatro años, un árbol en España por cada ciudadano, de forma adicional a la política de reforestación. En total, serían 45 millones de árboles más «para contribuir a combatir los efectos de la desertificación y del cambio climático».
Por otro lado, el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales se ha comprometido a acabar la ‘fuga de cerebros’ a Occidente que se está produciendo en los países en vías de desarrollo.
Su intención es promover a nivel europeo una propuesta para dotar fondos a las universidades del tercer mundo con el fin de que, por cada uno de sus alumnos que sea contratado en España, se financien los estudios de otro joven del mismo país.
Las becas tendrían el respaldo de los fondos de ayuda al desarrollo y se nutrirían también de las aportaciones de empresas privadas.
"Capitalizamos nuestras economías descapitalizando las suyas", ha asegurado. "Queremos que esos países no sufran más descapitalización".
http://www.elmundo.es
Bruselas desvelará el miércoles las obligaciones de cada país para luchar contra el cambio climático
Recortar las emisiones de CO2 en un 20% antes de 2020 o ampliar y reformar el sistema de comercio de emisiones, entre las cinco grandes propuestas de la Comisión Europea
La Comisión Europea (CE) dará a conocer el próximo miércoles uno de los paquetes legislativos más ambiciosos y polémicos elaborados hasta ahora a nivel comunitario y que fijará los compromisos que cada país de la Unió Europea (UE) deberá asumir para combatir los efectos del cambio climático en la próxima década.
Entre otras cuestiones, el paquete concretará el esfuerzo que la industria de cada Estado miembro tendrá que llevar a cabo después de 2012 para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y aumentar el uso de las energías renovables.
Los detalles de la nueva estrategia europea sobre energía y cambio climático los dará a conocer el día 23 el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, quien ha dejado claro que va a mantenerse firme en su objetivo de transformar Europa en una economía respetuosa con el medio ambiente.
Gobiernos e industria, descontentos con las medidas
En las últimas semanas, coincidiendo con la preparación de este dossier, la Comisión ha recibido enormes presiones por parte de gobiernos e industria que han alertado de que los planes de Bruselas pueden poner en peligro la economía de los Veintisiete e incitar a muchas empresas a trasladarse a terceros países.
Fuentes diplomáticas españolas han señalado que la citada estrategia será uno de los principales asuntos en la agenda política de los Veintisiete en 2008 y probablemente también en los próximos años. Las mismas fuentes han indicado que se trata una de las propuestas más complejas de la Comisión desde hace mucho tiempo y han augurado que las negociaciones serán "largas y muy complejas" y que podrían terminar sin un acuerdo.
Propuestas desarrolladas a partir de la reunión de Bali
La estrategia que se presentará el miércoles se estructura en cinco propuestas que pretenden hacer realidad los objetivos asumidos por la UE el pasado año contra el calentamiento global, empezando por el compromiso unilateral de recortar las emisiones de CO2 al menos en un 20% antes de 2020.
El borrador de propuesta prevé que la reducción de las emisiones se fije en función del PIB por habitante, por lo que los países ricos tendrán que recortar considerablemente sus emisiones mientras que los menos desarrollados (los nuevos socios del Este) podrán, en algunos casos, hasta aumentarlas. España sale bastante beneficiada en ese reparto, según fuentes comunitarias.
Otra de las propuestas más relevantes es la que servirá para ampliar y reforzar el sistema europeo de comercio de emisiones en el que participan desde 2005 instalaciones industriales de toda la UE, lo que conllevará la inclusión de nuevos sectores (la industria química, la del aluminio y las refinerías de petróleo) y de nuevos gases de efecto invernadero.
Además, en el futuro, se pretende que los permisos que se reparten entre las instalaciones para poder emitir CO2 dejen de ser gratuitos y tengan que ser subastados, lo que según fuentes comunitarias mejorará la eficacia del sistema.
Energías renovables y biocarburantes
Bruselas presentará además un documento que fijará la cuota de energías renovables y de biocarburantes que cada Estado deberá asumir hasta 2020, algo que exigirá grandes esfuerzos a la mayoría. La Comisión tomará como referencia 2005 para fijar la cuota por país y propondrá la creación de un sistema de comercio europeo de títulos de energía renovable, idea a la que se oponen España y Alemania ya que temen que tal mecanismo ponga fin al esquema público actual de fomento de la energía eólica y solar.
Se dará a conocer asimismo una propuesta para establecer un marco jurídico para la captura y almacenamiento de CO2, tecnología en la que Alemania y el Reino Unido están muy interesados.
Por último, la CE presentará una decisión que propondrá aumentar las ayudas públicas que los países miembros pueden conceder a las empresas para contribuir a la reducción de las emisiones contaminantes.
http://www.adn.es
La Comisión Europea (CE) dará a conocer el próximo miércoles uno de los paquetes legislativos más ambiciosos y polémicos elaborados hasta ahora a nivel comunitario y que fijará los compromisos que cada país de la Unió Europea (UE) deberá asumir para combatir los efectos del cambio climático en la próxima década.
Entre otras cuestiones, el paquete concretará el esfuerzo que la industria de cada Estado miembro tendrá que llevar a cabo después de 2012 para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y aumentar el uso de las energías renovables.
Los detalles de la nueva estrategia europea sobre energía y cambio climático los dará a conocer el día 23 el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, quien ha dejado claro que va a mantenerse firme en su objetivo de transformar Europa en una economía respetuosa con el medio ambiente.
Gobiernos e industria, descontentos con las medidas
En las últimas semanas, coincidiendo con la preparación de este dossier, la Comisión ha recibido enormes presiones por parte de gobiernos e industria que han alertado de que los planes de Bruselas pueden poner en peligro la economía de los Veintisiete e incitar a muchas empresas a trasladarse a terceros países.
Fuentes diplomáticas españolas han señalado que la citada estrategia será uno de los principales asuntos en la agenda política de los Veintisiete en 2008 y probablemente también en los próximos años. Las mismas fuentes han indicado que se trata una de las propuestas más complejas de la Comisión desde hace mucho tiempo y han augurado que las negociaciones serán "largas y muy complejas" y que podrían terminar sin un acuerdo.
Propuestas desarrolladas a partir de la reunión de Bali
La estrategia que se presentará el miércoles se estructura en cinco propuestas que pretenden hacer realidad los objetivos asumidos por la UE el pasado año contra el calentamiento global, empezando por el compromiso unilateral de recortar las emisiones de CO2 al menos en un 20% antes de 2020.
El borrador de propuesta prevé que la reducción de las emisiones se fije en función del PIB por habitante, por lo que los países ricos tendrán que recortar considerablemente sus emisiones mientras que los menos desarrollados (los nuevos socios del Este) podrán, en algunos casos, hasta aumentarlas. España sale bastante beneficiada en ese reparto, según fuentes comunitarias.
Otra de las propuestas más relevantes es la que servirá para ampliar y reforzar el sistema europeo de comercio de emisiones en el que participan desde 2005 instalaciones industriales de toda la UE, lo que conllevará la inclusión de nuevos sectores (la industria química, la del aluminio y las refinerías de petróleo) y de nuevos gases de efecto invernadero.
Además, en el futuro, se pretende que los permisos que se reparten entre las instalaciones para poder emitir CO2 dejen de ser gratuitos y tengan que ser subastados, lo que según fuentes comunitarias mejorará la eficacia del sistema.
Energías renovables y biocarburantes
Bruselas presentará además un documento que fijará la cuota de energías renovables y de biocarburantes que cada Estado deberá asumir hasta 2020, algo que exigirá grandes esfuerzos a la mayoría. La Comisión tomará como referencia 2005 para fijar la cuota por país y propondrá la creación de un sistema de comercio europeo de títulos de energía renovable, idea a la que se oponen España y Alemania ya que temen que tal mecanismo ponga fin al esquema público actual de fomento de la energía eólica y solar.
Se dará a conocer asimismo una propuesta para establecer un marco jurídico para la captura y almacenamiento de CO2, tecnología en la que Alemania y el Reino Unido están muy interesados.
Por último, la CE presentará una decisión que propondrá aumentar las ayudas públicas que los países miembros pueden conceder a las empresas para contribuir a la reducción de las emisiones contaminantes.
http://www.adn.es
UE revela plan para repartir sus esfuerzos en lucha contra cambio climático
Tras presentarse ante el mundo como líder en la lucha contra el cambio climático, la Unión Europea dará a conocer el miércoles su plan para repartir entre sus miembros el esfuerzo a realizar en la materia, una cuestión que es objeto de duras negociaciones.
El plan se basa en tres grandes ejes: la reducción drástica de las emisiones industriales, el final de los permisos gratuitos para contaminar y un mayor porcentaje de energías renovables en el consumo del bloque.
Según lo acordado en una cumbre de Bruselas en marzo de 2007, la UE se comprometió a reducir en un 20% las emisiones de dióxido de carbono (CO2) con respecto a los niveles de 1990, proponiendo incluso un esfuerzo adicional para llevar esa cifra al 30% en caso de entendimiento internacional.
Los líderes de la UE también habían acordado elevar al 20% en 2020 el porcentaje de energías renovables (eólica, solar, biomasa, geotérmica) en el consumo total del bloque, contra el 8,5% actual.
La tercera decisión adoptada fue la de aumentar al 10% el uso de biocarburantes en el sector del transporte en 2020.
Pero si los 27 estuvieron de acuerdo en asumir esos compromisos globales, ahora llegó la hora de las cuentas finas para ver cómo se distribuirá ese esfuerzo, marco en el cual cada país quiere sacar la mejor tajada posible.
En ese sentido, los gobiernos cuestionan el cálculo y la forma de reparto de los esfuerzos propuestos por Bruselas, mientras que los industriales agitan el fantasma de los traslados de usinas, furiosos por la perspectiva de tener que pagar para contaminar.
"Sabíamos desde el principio que transformar Europa en una economía de poca emisión de carbono no sería una tarea sencilla. Pero llegó el momento de ser serios, coherentes y responsables frente a nuestros compromisos", dijo el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.
"No esperen de nuestra parte compromiso sobre el interés europeo", lanzó una semana antes de la publicación del plan de acciones.
http://www.emol.com
El plan se basa en tres grandes ejes: la reducción drástica de las emisiones industriales, el final de los permisos gratuitos para contaminar y un mayor porcentaje de energías renovables en el consumo del bloque.
Según lo acordado en una cumbre de Bruselas en marzo de 2007, la UE se comprometió a reducir en un 20% las emisiones de dióxido de carbono (CO2) con respecto a los niveles de 1990, proponiendo incluso un esfuerzo adicional para llevar esa cifra al 30% en caso de entendimiento internacional.
Los líderes de la UE también habían acordado elevar al 20% en 2020 el porcentaje de energías renovables (eólica, solar, biomasa, geotérmica) en el consumo total del bloque, contra el 8,5% actual.
La tercera decisión adoptada fue la de aumentar al 10% el uso de biocarburantes en el sector del transporte en 2020.
Pero si los 27 estuvieron de acuerdo en asumir esos compromisos globales, ahora llegó la hora de las cuentas finas para ver cómo se distribuirá ese esfuerzo, marco en el cual cada país quiere sacar la mejor tajada posible.
En ese sentido, los gobiernos cuestionan el cálculo y la forma de reparto de los esfuerzos propuestos por Bruselas, mientras que los industriales agitan el fantasma de los traslados de usinas, furiosos por la perspectiva de tener que pagar para contaminar.
"Sabíamos desde el principio que transformar Europa en una economía de poca emisión de carbono no sería una tarea sencilla. Pero llegó el momento de ser serios, coherentes y responsables frente a nuestros compromisos", dijo el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.
"No esperen de nuestra parte compromiso sobre el interés europeo", lanzó una semana antes de la publicación del plan de acciones.
http://www.emol.com
Suscribirse a:
Entradas (Atom)