lunes, 16 de julio de 2007

El chapapote conmociona Ibiza y la ministra habla de "regueros"

Llega el verano, ocurre un desastre y el Gobierno de turno -más preocupado por tomar el sol y vender humo que por gestionar- queda en cueros vivos. Lo políticos parecen incapaces de aprender las lecciones del pasado. Ni siquiera del reciente.

La prueba más evdiente es la reacción que han tenido el Ministerio de Fomento y su enfurruñada titular frente a la nueva «marea negra» de Ibiza.

Una vez más, llega tarde Magdalena Álvarez, quizá conmocionada todavía por el susto que debío pasar durante la última remodelación, en la que raro era quien no la daba por liquidada como ministra.

El Ejecutivo se moviliza cuando el litoral ibicenco ha sufrido ya múltiples daños. Aviones de Defensa trasladan a la isla 3.500 metros de barreras absorbentes de fuel y aparecen operarios dedicados a la limpieza de las playas.

Pero, una vez más, han pasado demasiadas horas de desidia administrativa con grave perjuicio para los intereses generales. Algunos daños son ya irreparables porque hay sectores muy sensibles como el turismo, perjudicado por el cierre de tres playas en la isla.

A los perjuicios económicos se suman, por supuesto, los que afectan al medio ambiente, que podrían agravarse notablemente si la marea alcanza al parque nacional de Las Salinas. Después de utilizar el chapapote y el «Prestige» como arma electoral y de desgaste contra el Gobierno anterior, el PSOE tiene ahora que cargar con la gestión de una serie de crisis que dejan al descubierto fallos en los servicios públicos y, en especial, una falta de dirección política. No basta con cambiar el lenguaje y sustituir los «hilillos de plastilina» de Rajoy por la expresión «regueros». Falta gestión.

Magdalena Álvarez carga ahora las culpas sobre el armador y apela a fallos humanos en las evoluciones del buque, en contraste de nuevo con lo que dijeron en su día los socialistas en relación con el «Prestige».

Por supuesto que el Estado debe ejercer con todo rigor las acciones jurídicas que procedan, pero ello no basta para eludir el cumplimiento de sus propios deberes.

El control de la navegación marítima, en particular de los buques con cargas peligrosas, y la capacidad de reacción inmediata ante los primeros síntomas de riesgo siguen siendo lecciones pendientes para el Ministerio de Fomento.

Las responsabilidades jurídicas se sustancian a través de procesos judiciales, lentos y complejos, de modo que las indemnizaciones llegan tarde y no resuelven los problemas acuciantes. De ahí que la administración tenga que anticiparse a los riesgos y adoptar medidas eficaces y eficientes para la defensa del interés general, como exige la Constitución.

Una vez más, Zapatero -y también el flamante nuevo presidente balear, el socialista Antich- han fallado a los ciudadanos, que otra vez se sienten indignados por la ineficacia de las autoridades y la escasez de los medios.

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