Desde la etapa preindustrial el sector del transporte ha contribuido en un 15% a las emisiones de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera.
Actualmente, el combustible que queman los vehículos y camiones, los barcos, los aviones y los ferrocarriles es el principal factor que contribuye al cambio climático frente a otros sectores industriales, con un 16% del total, según un estudio del Centro Internacional del Clima y el Medio Ambiente de Oslo, que publica la revista Proceedings National Academy of Sciences (PNAS).
Aunque las emisiones totales de CO2 aumentaron un 13% durante la pasada década, las procedentes del sector del transporte casi duplican esa cifra: un 25%. En Asia oriental el aumento es de hasta el 50%.
En cuanto a la UE, la mayoría de los sectores industriales disminuyeron sus emisiones, a excepción del sector transporte que creció en un 21% en esos 10 años de la pasada década, afirma el estudio.
Las previsiones apuntan a que para 2050 el aumento llegue a ser de entre el 30% y el 50%, comparadas con las de hoy. La estimación es un contratiempo para los objetivos del Protocolo de Kioto, y podrían ser necesarios esfuerzos adicionales para mitigar el calentamiento global.
Mientras otros sectores industriales tienen objetivos de reducción de emisiones, el transporte es un sector difuso difícil de controlar al estar en manos de cientos de millones de automovilistas, camioneros, maquinistas o pilotos.
El transporte no sólo contribuye al cambio climático con el CO2. Son cuatro los mecanismos por los que las emisiones del transporte afectan al sistema climático, asegura la investigación.
Además del CO2, principal gas de efecto invernadero, los tubos de escape emiten otros gases precursores del ozono troposférico como son el O3 , o los gases que afectan a la capacidad de oxidación de la atmósfera como el óxido nitroso (NOx), el anhídrido carbónico (CO) o los Compuestos Volátiles Orgánicos (VOC).
También tiene repercusión en el clima la emisión de aerosoles que filtran la luz solar, la carbonilla de las combustiones, el carbón orgánico y distintos compuestos de sulfuro. Por último, hay otro efecto indirecto de los aerosoles al modificar la distribución y las características de las nubes.
La cuantificación de todos los efectos es una empresa científica muy compleja debido a la amplia mezcla de sustancias y los procesos físicos y químicos que las acompañan. Se añade que algunos de los gases afectan de inmediato a la atmósfera, mientras que otros tardan décadas o siglos en actuar o en disminuir su actividad.
Los investigadores sugieren que Kioto se revise para incluir todas las emisiones asociadas con el uso de motores de combustión en el acuerdo mundial.
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