Resulta difícil saber qué es lo que ha causado más sorpresa: el mensaje o el mensajero. El mensaje es que los países ricos podrían dejar de controlar sus emisiones de CO2 si con ello contribuyen a que lo hagan los países pobres. El mensajero es Yvo de Boer, secretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
Incluso el lugar ha sido llamativo. Boer ha expuesto su punto de vista en el curso de un seminario sobre el cambio climático celebrado en la base de investigación NY Alesund, en las islas Svalbard; el asentamiento humano permanente más septentrional del planeta. Allí se celebra un seminario sobre el cambio climático, al que asisten más de 40 científicos y políticos.
El argumento de Boer parte del hecho de que los países ricos están más implicados que los pobres en la reducción de los gases de efecto invernadero, y además son más eficientes en el aprovechamiento energético.
El funcionario de la ONU observó que desde hace tiempo los países ricos "hemos estado reduciendo las emisiones y haciendo un uso más eficiente de la energía. Por eso les resultaría muy caro reducir las emisiones aún más. Pero en las naciones en desarrollo se ha hecho menos en estos campos. Así que para una compañía internacional de, por ejemplo, Reino Unido, es más atractivo reducir sus emisiones en una planta en China que en su propio país", declaró a la BBC.
Por tanto, los países ricos deberían tomar medidas para ayudar a los países pobres a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero; y no tanto para reducir sus propias emisiones.
Precisamente en el curso del seminario también participa Yue Ruisheng, antiguo director general de la oficina para la protección del Medio Ambiente, quien cree que China tendrá dificultades muy serias para cortar sus emisiones de gases de 'efecto invernadero', pues su 'mix' energético está dominada por el carbón. En su opinión "China se enfrenta a más dificultades que otros países" para frenar su dependencia del carbón.
La propuesta de Boer no ha gustado a los grupos ecologistas, pues contradice el espíritu de las Naciones Unidas. Desde su punto de vista, países ricos y pobres deben tratar de controlar sus emisiones de gases de efecto invernadero.
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