El uso de carburante procedentes de materias primas no está dando el resultado esperado y distintos colectivos piden un modelo más regulado y ecológico.
El día en que las reservas de petróleo se agoten o no puedan dar repuesta a la demanda mundial está cada día más cerca. Por ello, desde hace tiempo se barajan opciones como la energía nuclear, la eólica, la solar o el uso de biocombustibles procedentes de materias primas para evitar un colapso en las economía mundiales. De momento este último parece ser el modelo que se está imponiendo y los países desarrollados ya han adaptado sus legislaciones para la implantación de estos carburantes. En Europa, por ejemplo, se ha fijado que para 2010 la mezcla de estos biocombustibles con gasolinas y gasóleos sea de un 5,8% y eleva ese porcentaje al 10% para 2020.
El nuevo modelo sin embargo no es perfecto. Pese a ser aplaudido en un primer momento por todo el mundo. Los problemas ecológicos que está suscitando su implantación y las repercusiones que está teniendo en el incremento de los precios de productos básicos, han hecho que ecologistas y asociaciones de consumidores pidan a los Gobiernos que la implantación de estos carburantes responda a criterios más ecológicos que empresariales.
Deforestación para cumplir Kioto
Europa esta muy preocupada por cumplir el protocolo de Kioto, o por lo menos por intentar acercarse a los acuerdos alcanzados en la ciudad japonesa. Para ello, los biocombustibles son algo fundamental ya que reducen considerablemente las emisiones de CO2. Es decir, que se aprovecha los alimentos vivos o sus desechos para obtener una energía que mezclada con el combustible normal permite una reducción en la emisión de gases.
El problema según explica Miguel Ángel Soto, responsable de la campaña de bosques de Greenpeace es que la llegada de los biocombustibles no se está haciendo con el modelo adecuado. "Ahora mismo se están deforestando selvas en Borneo, Bali o Malasia para la producción de aceite de Palma a partir del cual se obtiene el biodiésel. Además Europa lo que está haciendo es importarlo desde allí con el consiguiente consumo de energía en su transporte", explica el ecologista. Además, recalca que la necesidad de los países europeos de cumplir Kioto esta traduciendose en "una mayor emisión de gases de efecto invernadero".
Otro de los problemas que destacan las asociaciones ecologistas es la aparición de empresas energéticas que buscan el hacer negocio con el biocombustible sin preocuparse por el medio ambiente. "No aportan granatías al mercado sino que se suben al carro para ganar dinero. Lo que era una buena se ha convertido en un problema por la falta de regulación" explica otro ecologista.
Subida de precios
El otro gran problema que estan causando los biocombustibles es que al exceso de demanda de estos productos se le está achacando el incremento del precio de productos básicos como el pollo, el pan o la leche. Esto ha puesto en pie de guerra a consumidores y asociaciones agrarias que rapidamente han pedido explicaciones al Gobierno aunque avisan de que los biocombustibles no son los únicos que han elevado los precios.
Desde el Gobierno el secretario general de Agricultura del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), José Puxeu reconoció el aumento de precios pero lo desvinculó del encarecimiento en las materias primas y lo achacó a efectos especulativos. "El Gobierno va a estar muy atento a quien pretenda hacer el agosto en septiembre", afirmó Puxeu en una intervención en la sede del Ministerio. "Hay mucho espabilado", sentenció.
La organización agraria Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) también habla de especuladores, a los que atribuye el aumento del precio del cereal y ha rechazado que se deba a un incremento de cultivos energéticos ya que en su opinión han descendido en la presente campaña.
Según ha explicado Julio López, secretario general de UPA en Castilla y León "se está criminalizando a los cultivos agroenergéticos y es totalmente falso que sean los responsables de este incremento de los precios". López culpa de esta situación a los "operadores" del mercado de cereales y a "las multinacionales de la alimentación".
Desde la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) desvinculan también que la totalidad de la subida de los precios de los cereales y piensos se deba a la producción de biocombustibles. En un informe llamado ‘Las verdaderas causas de la subida del precio de los cereales' la coordinadora explica que el aumento de la ganadería, la inestabilidad en la producción, el aumento de la demanda en países en vías de desarrollo y la especulación son otros factores que están teniendo una gran importancia en la subida de precios.
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