miércoles, 26 de septiembre de 2007

Presidente de Ecuador se compromete a luchar contra el calentamiento global, en Asamblea de Naciones Unidas

La iniciativa del gobierno ecuatoriano de mantener el crudo del campo petrolero ITT la zona del Yasuni significa el compromiso de no explotar cerca de 920 millones de barriles de petróleo y, por tanto, se podrá conservar una de las regiones más biodiversas del mundo”.

Este Foro que hoy nos congrega es una señal clara de que el cambio climático dejó de ser una preocupación de iniciados, para pasar a ser una preocupación al más alto nivel político.

En esa medida, un compromiso para contrarrestar el cambio climático nos obliga a una reflexión seria sobre el modelo actual de desarrollo.

El cambio climático no tiene fronteras; sin embargo es necesario subrayar que su distribución e impactos son inequitativos. Mientras que un ciudadano medio estadounidense genera 6 toneladas/año de carbono o un europeo medio cerca 3 toneladas/año, la media mundial de emisiones de carbono per capita se acerca a 1.3 toneladas anuales, con una gran asimetría. Una realidad que establece con claridad dónde residen las mayores responsabilidades en la afectación al medio ambiente y a la vida del planeta.

Esta situación no pretende desconocer las emisiones incrementales de algunos países en vías de desarrollo sino evidenciar, que el actual modelo de crecimiento basado en el uso intensivo de combustibles fósiles y en el sobreconsumo, es un modelo insostenible cuyos beneficios alcanzan a una minoría “privilegiada” de la sociedad moderna, pero que nos perjudica grandemente a todos.

En los últimos años, los desastres climáticos han costado la vida de más de 3 millones de personas en el mundo, 800 millones de damnificados y daños inmediatos que superan los 23.000 millones de dólares. De estos daños, el 90% han ocurrido en los países en vías de desarrollo.

El Ecuador es un país marginal en términos de emisiones (menos del 1% del total mundial) pero para quien los impactos del cambio climático podrían ocasionar la transformación gradual de los bosques tropicales por sabanas; el reemplazo de vegetación semiárida por árida; una significativa pérdida de biodiversidad; el retroceso de los glaciares y cambios en el régimen de precipitación con potenciales impactos en la disponibilidad de agua para consumo humano.

Las medidas de adaptación al cambio climático, suponen una fuerte carga para los presupuestos de los países en desarrollo que podrían ascender a 40.000 millones de dólares, según los estudios de propio Banco Mundial. No necesitamos créditos para la adaptación, los cuales aumentarían el peso de la deuda externa. Lo que se requiere es compensación por los daños causados debido a la desproporcionada cantidad de emisiones, tanto histórica como actual, de los países industrializados.

En otras palabras, la inequidad en el origen y la distribución de los efectos del calentamiento global no pueden pasar inadvertidos en este debate sobre cambio climático.

Sin embargo, Ecuador está dispuesto a grandes sacrificios, con justicia y creatividad, para contrarrestar el calentamiento global. La iniciativa del gobierno ecuatoriano de mantener el crudo del campo petrolero ITT en el subsuelo –reserva que se encuentra en una zona ecológica altamente sensible llamada Yasuní- significa el compromiso de no explotar cerca de 920 millones de barriles de petróleo y, por tanto, se podrá conservar una de las regiones más biodiversas del mundo.

Sin embargo, esto implicará dejar de recibir ingentes inversiones y cerca de 720 millones de dólares, cantidad muy significativa para un pequeño país de 13 millones de habitantes y alrededor de 6 millones de pobres. Estamos dispuestos a hacer este inmenso sacrificio, pero exigiendo corresponsabilidad de la comunidad internacional y una mínima compensación por los bienes ambientales que generamos y de los cuales se beneficia todo el planeta.

El modelo Yasuní-ITT que impulsa el gobierno ecuatoriano, evitará la emisión de alrededor de 111 millones de toneladas de carbono provenientes de la quema de petróleo. El costo de oportunidad para Ecuador de no explotar el crudo es por los menos de 10 a 15 dólares por barril. Sin embargo, Ecuador pide al resto de la Humanidad una contribución de solamente 5 dólares por barril, para conservar la biodiversidad, proteger a los pueblos indígenas en aislamiento voluntario que allí habitan y evitar emisiones de dióxido de carbono.

El total de la compensación solicitada al resto de la Humanidad es de aproximadamente 4,600 millones de dólares. Este sería un extraordinario ejemplo de acción colectiva mundial para reducir el calentamiento global para beneficio de todo el planeta.

Nuestra propuesta contempla además la creación de un Fondo Fiduciario Yasuní-ITT orientado al cumplimiento del Plan Nacional de Desarrollo que incluye la diversificación de las fuentes de energía; el desarrollo de capacidades e inversiones en eco-turismo y la aplicación de una agenda integral que comprende salud, educación y remediación ambiental entre otros.

Además de su sustento técnico y económico, la propuesta ecuatoriana busca transformar las viejas concepciones de la economía y el concepto del valor.

En el sistema de mercado el único valor posible es el valor de cambio, el precio. El proyecto Yasuní-ITT se basa sobretodo en el reconocimiento de los valores de uso y servicio, de los valores no crematísticos de la seguridad ambiental y el mantenimiento de la diversidad planetaria. Se trata de inaugurar una nueva lógica económica para el siglo XXI, donde se compense la generación de valor, no solamente la generación de mercancías.

Por primera vez un país petrolero, el Ecuador, donde un tercio de los recursos del Estado dependen de la explotación de dicho recurso, renuncia a estos ingresos por el bienestar de toda la humanidad e invita al mundo a sumarse a este esfuerzo a través de una justa compensación, para que juntos sentemos las bases de una civilización más humana y más justa.

http://www.rtu.com

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